En este artículo quiero hablarte de por qué el autocuidado para ti, y para la mayoría de las mujeres, supone una revolución. Una revolución que comienza en tu interior, se nutre del amor y se expande hacia todo tu alrededor. Y te doy algunas claves para cuidarte en este hermoso proceso.
¿Qué es el autocuidado?
El autocuidado son todas las acciones que realizas en tu día a día dirigidas a cubrir tus necesidades vitales y así fomentar tu bienestar.
Todas las personas necesitamos y merecemos cuidarnos para alcanzar un estilo de vida saludable a nivel mental, corporal y emocional.
¿Por qué para las mujeres el autocuidado supone una revolución?
Hoy en día pensar en ti misma y cuidarte supone una revolución porque es ir a contracorriente de lo que te han enseñado desde pequeña.
A muchas de nosotras nos han educado para priorizar las necesidades y el bienestar de las demás personas sobre el nuestro. De manera que hemos pasado gran parte de nuestras vidas cuidando, agradando, complaciendo, adaptándonos y cumpliendo con todo lo que socialmente se espera de nosotras.
Si en algún momento hemos querido salirnos de este molde y pensar en nosotras, nuestro entorno nos ha dejado bien claro que eso no está bien. Probablemente nos haya abordado el miedo a no ser aceptadas y la culpa, y hayamos acabado abandonando nuestro intento. Así una y otra vez, hasta que un día no podemos más y decimos BASTA. En este momento iniciamos nuestra revolución, comenzando a darnos el permiso de priorizarnos, atendernos, sentirnos, desaprender y soltar lo que nos daña y aprender a reconocer y cultivar lo que nos nutre.
¿Qué impulsa esta revolución?
Que no haya tiempo ni espacio para nosotras en nuestra vida tiene grandes repercusiones en nuestra salud, conduciéndonos al agotamiento, al estrés y a la enfermedad.
Yo tuve que toparme con una depresión para comenzar a hacer un espacio al autocuidado en mi vida y muchas de las mujeres que vienen a las sesiones que ofrezco acuden porque ya no pueden más. Sienten tanto malestar que no quieren seguir viviendo como lo estaban haciendo y necesitan hacer cambios en sus vidas.
Detrás de cada no puedo más, en realidad, hay un no quiero más.
Tal y como están las cosas, hasta que el malestar no se agudiza y nos impide seguir adelante como si nada pasara no nos sentimos merecedoras de nuestra atención y cuidados.
Da rabia y pena que no nos hayan enseñado a cuidarnos y que tengamos que pasarlo tan mal para comenzar a darnos el permiso de atender a nuestras necesidades. Ej: estrés generalizado, ataques de ansiedad, depresión, fatiga crónica, cáncer, fibromialgia, etc.
Dentro de lo triste, lo bonito y mágico es que el malestar nos conecta con el amor hacia nosotras mismas y la necesidad de sentirnos a gusto.
El verdadero impulsor de esta revolución es el amor hacia ti misma y el deseo de sentirte a gusto.
Y, desde ese amor, se abren las puertas hacia el autocuidado.
Una vez que llegas al autocuidado y comienzas a saborearlo ya no hay vuelta atrás, la revolución hacia tu bienestar ha comenzado.
Ojalá llegue un día en el que esto no sea así, en el que lo normal sea vivir con bienestar. En el que una mujer se sienta libre para cuidarse sin necesidad de revoluciones y que la sociedad se lo facilite, apoye, respete y cuide.
¿Qué supone esta revolución?
Cuando una mujer decide iniciar su revolución comienza un precioso proceso hacia su bienestar.
Este proceso:
- No se realiza de la noche a la mañana sino que lleva tiempo, años, incluso toda la vida.
- Conlleva el descoloque de algunas piezas del puzzle que habíamos creado para poder volver a colocarlas de una manera más saludable.
- Implica transitar momentos duros y difíciles.
- Permite que surjan cosas maravillosas.
Dentro de los momentos duros y difíciles suelen aparecer:
- Emociones incómodas como el miedo a no ser queridas si dejamos de complacer continuamente, sentirnos malas, culpables y egoístas por priorizarnos y dedicarnos tiempo, enfado por el trato recibido, tristeza, etc. Estas emociones suelen venir acompañadas de pensamientos y sensaciones físicas difíciles.
- Conflictos con personas de nuestro entorno. Hay personas que se irán amoldando a los cambios y límites, y otras que se sentirán incómodas con ellos y quizás se alejen.
- Momentos en los que una se siente perdida, cansada y con ganas de tirar la toalla.
Algunas de las cosas maravillosas a las que da lugar son comenzar a:
- Sentirse más segura, tranquila y a gusto.
- Reconectar con una misma.
- Pensar en una y dedicarse tiempo de calidad.
- Tratarse con más amabilidad.
- Saber cómo nos sentimos, qué necesitamos y cómo ofrecérnoslo.
- Aprender recursos para gestionar el malestar.
- Poner los límites que necesitamos.
- Rodearnos de gente que nos respeta y apoya.
- Hacernos la vida más fácil, sostenible y placentera.
¿Cómo puedo cuidarme durante mi revolución?
Muchas veces la palabra revolución se asocia con la lucha. Al entenderla de esta manera puedes, sin darte cuenta, verte envuelta en una lucha contigo misma y con tu entorno, cosa que en vez de nutrirte perpetúa la violencia y tu malestar. ¡Ojo!, como te dije en el apartado anterior es totalmente normal sentir rabia por el mal trato recibido y está bien, es parte del proceso. Como dice esta frase:
Si no estamos enfadadas estamos dormidas.
Kristin Neff
En esta revolución es fundamental hacer un espacio al enfado y aprender a gestionarlo, poco a poco, de un modo constructivo y saludable.
Cuando hablo de revolución hablo de reivindicación individual y grupal, de poner sobre la mesa nuestros derechos, denunciar como son vulnerados día a día y reclamarlos para poder ofrecernos lo que necesitamos para nuestro bienestar.
El autocuidado, una revolución donde el amor y el buen trato son el motor.
Así que para cuidarte en esta revolución y fomentar el buen trato hacia ti misma te invito a:
- Recordar que tu malestar no es un problema individual sino social. Somos muchas conviviendo con malestares.
- No tratar de abordarlo sola. Buscar el apoyo que necesitas (familiares, amigxs, grupos de mujeres, psicólogas, espacios comunitarios, etc.).
- Aprender herramientas que te ayuden a gestionar con amabilidad las dificultades que van surgiendo.
- Ser paciente, todo llega a su debido tiempo.
- Ir a tu propio ritmo y abordando aquellas cosas para las que te sientes preparada, no hay ninguna prisa.
- Darte el permiso de meter la pata y no hacer todo perfecto. Vamos aprendiendo y descubriendo lo que realmente necesitamos a lo largo del camino.
- Sin perder el foco en ti, cuidar también de las personas y seres de tu entorno.
Espero haberte podido transmitir mi visión sobre el autocuidado, el potencial que tiene para tu bienestar y la importancia de hacerlo de un modo amable y respetuoso contigo.
Te animo a dejarme un comentario compartiendo tu sentir sobre lo leído o las dudas que te hayan podido surgir.
¿Te unes a la revolución amorosa del autocuidado?